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EDUCACIÓN

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Sin pisar un salón, estudiantes de Arquitectura de la UdelaR compran apuntes de clase o pagan academias privadas para preparar exámenes ya que no se pueden reglamentar en todas las materias

Por Marcela Dobal, de la redacción de Observa

Casi todos conocen que Arquitectura es una de las carreras más costosas y de largo aliento en la oferta de la Universidad de la República (UdelaR). Esta situación beneficia a varios comerciantes distribuidos alrededor de la institución educativa, donde profesores particulares y dueños de casas de fotocopias llenan sus bolsillos ofreciendo cursos controlados y clases desgrabadas. El servicio nace para satisfacer una necesidad.

El problema es sencillo: una vez que los estudiantes pasan a segundo año, no pueden reglamentarse en la totalidad de las materias en cada semestre. Esto obliga a que, de alguna manera, los futuros arquitectos tengan que rendir las materias por examen, a veces sin haber pisado ni una sola vez un salón de la pública institución.

Cursos paralelos. Preparación de exámenes. Clases de consulta. Eso encuentran los entre 300 y 400 estudiantes que se anotan por año en 'Arquitectura por partes', una pequeña academia ubicada a la vuelta de la Facultad. Allí pueden aprender matemática, estabilidad (I, II y III), acondicionamientos (lumínico, térmico, acústico y sanitario), y construcción (I y II). Los cursos son de cupos reducidos, lo que brinda un mayor seguimiento del aprendizaje de los 10 estudiantes por grupo.

Lo mismo buscan quienes se inscriben en 'Arquitemas', que también está ubicado a unas cuadras del centro de enseñanza estatal. En cada período de examen se anotan 15 por materia. Y aquí la oferta es más variada en asignaturas teóricas: incluso se dictan teoría e historia de la arquitectura. Son unas 18 materias, multiplicadas por 15 alumnos y por unos cinco períodos de exámenes al año. Esto significa otros más de mil trescientos universitarios al año que dos meses antes de rendir examen pagan entre $ 2.500 y $ 2.800 por un curso intensivo. De eso se trata su preparación para intentar aprobar cada materia en la que su Facultad pública no les dio cupo para reglamentarse.

Agarrarse de las perchas

'Los alumnos que cursan Anteproyectos de Arquitectura no podrán realizar más de un curso controlado y/o curso de evaluación alternativa', dice el reglamento de la Facultad. Eso significa que los alumnos solamente tienen asegurada su reglamentación en los talleres donde proyectan edificaciones, considerados la columna vertebral de la formación del arquitecto. 'El resto de las asignaturas se colocan como si fuera en una estructura de percha, van colgándose en las instancias de anteproyecto', explicó a Observa el decano de la Facultad, Salvador Schelotto. Por eso, los estudiantes tienen cada semestre la posibilidad de anotarse en esa materia y en otra de la rama teórica (como construcción, estabilidad y los acondicionamientos, entre otras). Y nada más.

Pero para cursar las otras (a veces cinco) materias teóricas, hay que anotarse con anticipación y esperar salir favorecido. 'Me ha pasado de no quedar en ningún sorteo', dijo a Observa el estudiante Javier Telechea. 'Es más, el año pasado estuve un año sin quedar reglamentado y fui a hablar en bedelía porque se supone que eso no puede pasar, pero me dijeron que en las pocas materias del último año hay mucha gente que se anota y hay pocos cupos', dijo el estudiante que ingresó en 1999 y desea poder recibirse el próximo año.

Para pasar al año siguiente se deben tener aprobadas todas las materias del año anterior. Ana, quien pidió que no se mencionara su apellido para no ser 'escrachada', contó que con este sistema 'cada vez tenés una mochila llena de materias que las vas haciendo como podés y por eso también la carrera se alarga pila'. La estudiante ingresó en 2005 y aún le quedan materias de segundo. Recibirse de arquitecto le toma unos 10 años a un estudiante promedio, cuando los cursos deberían culminarse en siete.

El decano es consciente de ello. 'No se recomienda que se estimule (la reglamentación) ni se generalice porque provocaría grandes perjuicios. Uno de ellos es la extensión indeseada del cursado de la carrera', dijo a Observa. También fue contundente al afirmar que 'eso tiene que ver con la pedagogía y con la estructura del currículo de la formación del arquitecto'. Enfatizó que 'siempre los estudiantes universitarios estudian por sus medios'.

Sin embargo, alumnos, funcionarios de bedelía e incluso consejeros del centro de estudiantes de la facultad (CEDA) afirman que este sistema se debe a la falta de presupuesto e infraestructura. Esto explica otros problemas: Aunque un alumno no pueda reglamentarse, siempre puede concurrir a clase en calidad de oyente, pero eso genera otro tipo de conflicto, según contó Ana. 'El tema es que si venís de oyente puede ser que le estés quitando el lugar a alguien que realmente está participando de las clases, que le pasan lista y no puede ingresar a los salones porque están llenos'.

Del habla al papel

Ya sea por una razón o por otra, los estudiantes tienen una necesidad y el mercado se ha ocupado de satisfacerla de varias formas. En Proyecto, un centro de fotocopias e impresiones que queda a pasitos de la Facultad, años atrás se les ocurrió un gran negocio: ofrecían un grabador a alumnos que asistían a clase y les pagaban por escribir textualmente a computadora todo lo que se había hablado en esa materia. Clase por clase. Así armaron jugosos materiales de estudio muy consultados por los estudiantes, principalmente en materias como historia de la arquitectura, para las que es necesario leer varios libros.

Estos materiales 'no cuentan con el aval de la cátedra', según se aclara en la parte superior de cada una de sus páginas. Si bien es cierto que el centro de fotocopiado del CEDA vende una amplia variedad de materiales elaborados por las distintas cátedras, los apuntes de clase de Proyecto no dejan de tener un gran atractivo para estudiantes que quieren obtener la versión 'digerida' de los libros de referencia.

En la actualidad, Proyecto dejó de invertir en grabar clases más actuales, pero sigue facturando con los materiales de hace tres, cinco u ocho años. Los estudiantes compran. No les importan los errores ortográficos que no resisten el corrector automático de Word ('tubo' para conjugar el verbo tener, 'Leczica' se refiere al barrio montevideano, 'arrollo' es una corriente natural de agua y 'reseción' el decrecimiento de una economía). Un capítulo aparte merecería reflexionar sobre los potenciales errores conceptuales que pueden estar contenidos en esas páginas.

Schelotto explicó que cada cátedra tiene sus propios instrumentos para fomentar la interacción con los alumnos, como páginas web y blogs donde se suben materiales y ejercicios. (ESTO ES UNA GRAN MENTIRA! DE TODAS LAS MATERIAS Q SE CURSAN EN LA CARRERA DE ARQUITECTURA SOLAMENTE 2 O 3 MATERIAS PUBLICAN EJERCICIOS...PERO POR MÁS EJERCICIOS QUE TENGAS PARA HACER SI NO TE EXPLICAN COMO HACERLOS....)

Volver al liceo

'Me quema que la gente que avanza más rápido en general se apoya sobre cursar las materias afuera en academias', se quejó Javier Telechea. La existencia de esas academias como Arquitectura por partes y Arquitemas es evidente, ya que se promocionan volanteando en la puerta del centro educativo. 'Me parece que es un montón de plata que se está yendo de Facultad y en realidad sería mejor que se pudiera cursar acá; ése es el sentido de que sea (una institución) pública'

Pero al momento de estudiar, estos cursos privados solucionan el problema del estudiante, porque cuentan con un mayor seguimiento docente. 'Es como volver al liceo', sintetizó Ana.

Esta situación le consta al decano, pero afirmó que no tiene elementos para evaluar esos cursos ni para ejercer ningún tipo de contralor. Tampoco está en sus planes hacerlo. Mientras tanto, los estudiantes se ayudan entre ellos o terminan siendo parte de este redondo negocio educativo.

Fecha: 10/09/2008 06:10 Montevideo, Uruguay