No te podés quejar...

“Tan ruidosa y callada, tan pituca y tan rea, despeina tus ideas ese viento del mar, que remonta los diarios en altos remolinos,que esquivan los vecinos q salen a pasear. Tus noches de febrero, son de melancolía, con disfraz de alegría, bailarina y fugaz
Y un perro callejero, con su mirada triste recuerda lo que fuiste, lo quesos y serás. Tu historia también gira, aunque dicen que es poca
con la orquesta que toca un sencillo gotán. Que aprenden y que bailan, que miman y sostienen inmigrantes que vienen y emigrantes que van.
Al repartir fuiste a ligar, cartas que nadie
te las va a poder sacar: el piano que repica
y el mágico escobero y los coros murgueros
que flor para cantar.
Que vas a hacer, dale al arroz y anda tranquila
con tu gripe y con tu tos,
que el viento que aletea, en los plátanos viejos
se vino desde lejos, para cantarte a vos.
No gastes maquillajes ¿qué encantos escondés?
Si aunque te laburés un aire fino y bacán
la fama de tu paz, de tu cultura y tu banca
se vende en piedras blancas y en l calle tristán.
Ciudad que recibiste, un nombre misterioso
no niegues que es precioso, no te podes quejar;
palabrita inventada, te hicieron y no estaba
y nadie imaginaba que bien te iba a quedar…
…Que vas a hacer, dale al arroz
y anda tranquila con tu gripe y con tu tos;
que el ruidoso, el callado, el pituco y el reo,
linda Montevideo,
están muertos por vos”